El buen juez por su casa empieza

Muchas veces solemos escuchar a personas que critican todo lo que pueden de los demás sin darse cuenta que ell@s puede que estén cometiendo los mismos errores o vaya simplemente también comenten  errores y que en ese caso son incapaces de hacerse una auto critica, si bien dicen que antes de ver los errores de los demás debemos ver los nuestros. Tal parece que nos es más cómodo pisarle la cola a los demás y dejar que la nuestra siga creciendo.

O el caso de aquellos que  juzga a personas extrañas o con las que no tienen una buena relación, pero el que sus familiares hagan lo mismo no importa porque en ellos no está mal prácticamente nada, les puedo contar el caso de un amigo. 

Solía burlarse de todos a los que no les gustara la misma música que a él (hablamos del rock), que entonces eran unos nacos, incultos de lo peor -según él, claro-. La sorpresa que nos dimos fue cuando conocimos a su novia, ella amante de la salsa, la cumbia, el merengue, pues ya se imaginarán la clase de improperios que lanza su novio de ese género de música, pero eso sí a su novia no le decía nada, desde ese día muchos le pusieron apodos para recordarle que antes de juzgar a los demás debe no sólo verse a sí mismo, si no a los que lo rodean también.  

Porque en este caso evidentemente los intereses para con la chica eran más grandes que lo despectivo que solía ser cuando sabía que no eran amantes del género musical que a él tanto le apasiona. Obviamente así como mi amigo hay tantos y habemos más señalando errores, incluso diciendo que de esa agua no beberán jamás y cuando como en este caso el amor se cuela por los ojos y entra al corazón, así sea agua de charco nos la terminamos (Ok, eso del charco fue muy drástico, pero chance y sí)